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El origen del estado español moderno






Los ú ltimos añ os del siglo XV suponen la transició n de la Edad Media a la Edad Moderna. Se han buscado diferentes fechas que de manera simbó lica inician el cambio: La Caí da de Constantinopla, 1453; la invenció n de la Imprenta, 1448 o el Descubrimiento de Amé rica, 1492. Mas allá de las fechas, lo cierto es que este cambio se aprecia en aspectos sociopolí ticos y culturales concretos como:

- La economí a definitivamente basada en el dinero que sustituye al intercambio o “trueque”
- El desarrollo de las ciudades y de la economí a urbana
- Se crean los primeros “ejé rcitos modernos”. Ejé rcitos profesionales que está n al servicio de los reyes.
- Desarrollo cientí fico y cultural: se inventa la imprenta, el telescopio, se descubre la “redondez” de la Tierra; se desarrollan las armas de fuego, los primeros barcos capaces de recorrer grandes distancias, etc.

Estos cambios tambié n llegaron a Españ a y se produjeron durante el reinado de dos personajes clave en nuestra historia: Isabel I y Fernando I, Los Reyes Cató licos

2. La llegada al poder de Los Reyes Cató licos
Con este tí tulo concedido por el Papa tras la reconquista de Granada se conoce al matrimonio formado por Isabel I de Castilla y Fernando I de Aragó n.
La llegada al poder de los futuros Reyes Cató licos no pudo ser má s accidentada. Para empezar, Isabel de Castilla no era la hija, sino la hermana del rey Enrique IV. Bastante má s inteligente y dotada que su hermano, no aceptó nunca estar sometida a su autoridad. Por las presiones de un sector de la nobleza, es nombrada heredera en 1468 (aunque siempre con el recelo del rey). En 1469 se casó en secreto, y sin el consentimiento de Enrique IV, con Fernando (hijo del rey Juan II de Aragó n) y futuro Fernando I.
Cuando muere Enrique IV en 1474, Isabel rá pidamente se hace nombrar reina de Castilla en el Alcazar de Segovia (donde estaba el tesoro real y que vení a a hacer las veces de Corte), lo que provocó un añ o má s tarde el inicio de una guerra civil sucesoria. Un sector de la nobleza castellana, Portugal y Francia apoyaban como heredera a la princesa Juana, hija del rey Enrique IV (casada con Alfonso de Portugal, que reclamaba el derecho de su mujer al trono). Pero para otro importante sector nobiliario castellano, Juana no era la hí ja legí tima del rey, sino fruto de los amores de la reina con el paje real, Beltrá n de la Cueva (por eso en la é poca se la conocí a despectivamente como Juana, “la Beltraneja”), y con la ayuda de Aragó n lucharon para que la hermana del rey, Isabel, fuera reconocida como reina. La guerra se decidió en la Batalla de Toro, en 1476, a favor de las tropas de Isabel y Fernando.
Aragó n tení a sus propios problemas y se encontraba tambié n en guerra interna. En Cataluñ a se enfrentaban los partidarios del rey Juan II integrados por una parte de la nobleza, el clero y los payeses contra la diputació n, los gremios de comerciantes urbanos y la alta nobleza. La lucha finaliza en 1479 con la victoria de los primeros. En ese mismo añ o murió Juan II y es nombrado nuevo rey su hijo Fernando.
El matrimonio de los Reyes Cató licos no significó la unió n polí tica de las Coronas de Castilla y Aragó n, sino su unió n diná stica y territorial, donde cada territorio conservó sus leyes, instituciones, moneda, costumbres y lenguas diferentes.

3. Polí tica Interior. Cambios que se producen en Españ a durante su reinado.
Los reyes Cató licos tení an cuatro objetivos importantes cuando alcanzaron el poder:

- Primero lograr la unió n territorial de la pení nsula que consiguieron excepto en el caso de Portugal.

- En segundo lugar, consolidar el poder de la monarquí a restando poder a los nobles

- En tercer lugar, para lograr el objetivo anterior debí an r eformar la administració n y modificaron la estructura del estado.

- Y por ú ltimo, la expansió n territorial, por un lado ampliando sus posesiones en el Mediterrá neo, y por el otro, explorando las rutas atlá nticas… y por aquí el é xito fue ú nico e irrepetible: el descubrimiento de Amé rica.

3.1. Unió n territorial
La primera intenció n de los reyes Cató licos fue lograr la unidad territorial de la Pení nsula. Con su matrimonio se uní an Castilla y Aragó n, pero quedaban por incorporar: Portugal, Navarra y Granada. Se trató de incorporar Portugal por medio de la polí tica matrimonial y para ello casaron a su hija Marí a con el rey de Portugal, pero la muerte prematura de é sta impidió realizar el plan (eso sí, esta polí tica matrimonial dará sus frutos mas tarde, durante el reinado de Felipe II). Navarra era un territorio controlado por Francia. El reino se encontraba en guerra interna y dividido en dos facciones: los partidarios de unirse con Castilla y los pro-franceses. Fernando, el Cató lico, aprovechó esta situació n y llevo a su ejercito en apoyo de los independentistas navarros. Con esta presió n interna junto a la victoria del ejé rcito españ ol sobre el francé s en Milá n se lograba la incorporació n de Navarra para Españ a en 1512. Aunque este territorio tambié n conservo sus costumbres y leyes.
La incorporació n de Granada fue el hecho má s importante. Era el ú ltimo reino musulmá n en Españ a y su conquista fue complicada. Hubo una dura guerra de casi diez añ os. En 1487 se conquista Malaga y en 1488, Baza. La incorporació n de estos territorios permitió que, desde la nueva ciudad de Santa Fe, se iniciara un largo asedio, hasta que en 1492 el rey de Granada, Boabdil El Chico firmó las capitulaciones para entregar la ciudad a los Reyes Cató licos. Se respetó la vida de la població n, y al principio su lengua, sus costumbres y leyes. Pero la convivencia duró poco y en la prá ctica nunca existió. En 1501 se firmó el primer decreto que prohibí a la prá ctica del Islam y obligaba a los musulmanes del reino (llamados Mudé jares) a convertirse al cristianismo o exiliarse; la mayorí a optó por la conversió n aparente (en privado seguí an con sus ritos y fe islá mica).

Con este episodio se cerraba el largo proceso de reconquista iniciado en el s. VIII.

3.2. Reforzar el poder real.
Hasta entonces los grandes nobles y las organizaciones militares controlaban los reinos. Los Reyes Cató licos fueron poco a poco eliminando del poder a estos grupos con reformas administrativas:

· Fernando I se hizo nombrar Maestre de las principales ó rdenes militares: Calatrava, Santiago y Alcá ntara, por lo que controlaba sus dominios y poder econó mico que fueron incorporados a la Corona. De este modo desapareció uno de los vestigios del feudalismo medieval. Los señ ores de las ordenes militares cedí an su poder a los reyes que reafirmaban así el absolutismo (modelo polí tico que se impondrá un par de siglos má s tarde).

· Se impuso la figura del Corregidor en cada ciudad importante. É ste era un delegado de la Corona que hací a cumplir los mandatos reales.

· Para mejorar el funcionamiento del estado se colocaron a profesionales (abogados, economistas, etc.) en los puestos importantes de la administració n; para ello hubo que impulsar la creació n de universidades como la de Alcalá de Henares en las que se formarí an los futuros funcionarios.

3.3. Reformas administrativas y econó micas.
Se crearon los primeros organismos administrativos estatales, es decir, organismos que estaban al servicio de toda la població n. El Consejo Real era el principal ó rgano de gobierno; se trataba de una especie de tribunal supremo hasta entonces gobernado por los nobles, que pasa a estar controlado por los monarcas. Como hemos dicho antes, se controló en Castilla a los ayuntamientos con la figura del corregidor; en Aragó n se implantó un sistema de sorteo para la elecció n de cargos pú blicos en ayuntamientos, con esto tambié n se eliminaba la influencia de la nobleza.
Uno de los nuevos organismos estatales má s destacados fue la Santa Hermandad. Una especie de ¨ policí a¨ pagada por los municipios y que se encargaba de la seguridad en zonas rurales.
Se reformó el sistema de impuestos gracias a la creació n de una red administrativa nacional. Sus resultados fueron fundamentales para el desarrollo del paí s. Así, por ejemplo, al inicio de su reinado la corona recaudaba medio milló n de reales al añ o y al final del mismo, má s de 25 millones.

3.4. Bú squeda de la unidad religiosa.
Para dar cohesió n al conglomerado de reinos que gobernaba, la monarquí a utilizó la religió n cató lica de diversas maneras: reorganizando el Tribunal de la Santa Inquisició n (1483) para perseguir las herejí as y reprimir las supuestas actividades secretas de los judí os y los mudé jares conversos. Se expulsó a los judí os (1492) y se realizaron campañ as de evangelizació n masiva entre los nuevos sú bditos canarios, granadinos y americanos.
En concreto, la expulsió n de los judí os tuvo consecuencias fatales para el paí s, pues dejaron un vací o en puestos de la alta administració n, la banca y el comercio que fue difí cil de reemplazar. Se les dio cuatro meses para convertirse al catolicismo o salir del paí s. La mayorí a optó por el exilio (entre 150.000 y 200.000 personas); especialmente se dirigieron hacia Turquí a, Portugal y el norte de Á frica (y constituyeron comunidades sefardí es que conservaron su lengua castellana, el ladino, hasta hoy dí a). ¿ Que habí an hecho los judí os para merecer la expulsió n? Nada… Desde má s de un siglo antes habí a crecido la animadversió n contra los judí os. Se les acusó de propagar la peste y otras maldades. Siempre se miró con recelo a una comunidad que viví a con comodidad y que ocupaba puestos administrativos de importancia. Fue la intolerancia religiosa, la polí tica y otras razones las que llevaron a tomar la medida (de hecho las naciones europeas presionaron a los reyes de Españ a para la expulsió n, pues de casi toda Europa ya habí an sido expulsados con anterioridad)
El Cardenal Jimé nez de Cisneros fue el principal impulsor de las medidas religiosas que se tomaron. Era el hombre de confianza de la reina Isabel y fue un personaje muy influyente en la é poca: fundó la universidad Complutense, controló el tribunal de la Inquisició n y llegó a ser regente de Castilla (al morir Isabel).
Los monarcas tambié n aprovecharon sus tí tulos de cató licos (otorgados por el Papa Alejandro VI tras la conquista de Granada) para solicitar del papado el derecho de patronato. Es decir, el derecho de nombrar nuevos prelados que tambié n iba a depender de los reyes de Españ a, que ademá s tendrí an derecho a cobrar los diezmos de Amé rica y a supervisar directamente el tribunal de la inquisició n. Por tanto, tambié n el poder religioso se sometí a a la corona.

4. La expansió n exterior
El reino de Aragó n continuó su expansió n por el Mediterrá neo con el control de buena parte de Italia: Sicilia, regiones del norte y el reino de Ná poles.
Los monarcas tambié n trataron de aislar a Francia, su rival europeo en la é poca. Para ello casaron a sus hijos con los principales herederos de los tronos europeos. En concreto con los prí ncipes herederos de Portugal, Austria e Inglaterra. De este modo casaron a su hija mayor Isabel con Alfonso de Portugal, que murió a los pocos añ os. La viuda Isabel se casó de nuevo con el heredero de Portugal (y primo de su primer marido), Manuel el Afortunado. La pareja tuvo un hijo, Miguel que murió muy joven cuando ya habí a sido nombrado heredero de Portugal, Castilla y Aragó n. Isabel habí a muerto al dar a luz, pero no por ello los intentos por unir las coronas desistieron (el interé s era mutuo) y de nuevo los RRCC casan a su cuarta hija, Marí a, con el viudo Rey de Portugal, Manuel el Afortunado. Tuvieron diez hijos y aunque ninguno heredará Castilla si logran que su hija Isabel (perdó n por la posible confusió n que pueda provocar, pero los nombres se repiten) se casara con su primo carnal Carlos V y de esta unió n nacerá el rey Felipe II que é ste, ya sí, logrará unificar las coronas durante medio siglo. Si contamos esta enrevesada historia sucesoria es para destacar los anhelos y repetidos intentos de lograr la ¨ unió n ibé rica¨ por parte de uno y otro reino, que por un motivo u otro no tuvieron é xito.

Catalina, su quinta hija, se casó con Enrique VIII de Inglaterra; su ú nico hijo, Juan (segundo en la lí nea sucesoria), con Margarita de Austria (pero no tuvieron descendencia) y Juana, con Felipe de Borgoñ a.

Como vemos la polí tica matrimonial dio sus frutos y el objetivo se cumplió: lograron aislar polí ticamente a Francia, ademá s de situar la influencia españ ola en las principales casas reales europeas. Como consecuencia de esta polí tica, su nieto Carlos, hijo de su hija Juana (conocida histó ricamente como Juana “la Loca”) y del prí ncipe Felipe de Borgoñ a heredero del imperio austriaco, será rey de Españ a, Flandes, Borgoñ a y Austria.

Por ú ltimo, destacar la expansió n por el Atlá ntico con la conquista de las Islas Canarias (Gran Canaria, 1482; La Palma 1492; Tenerife, 1493) y sobre todo el descubrimiento de Amé rica el 12 de Octubre de 1492. Quizá el acontecimiento má s importante de la historia de la humanidad, un hecho que cambió el mundo.

En resumen los t res hechos mas destaca dos del gobierno de los RR.CC fueron:
• La unificació n peninsular, la consolidació n del poder de la monarquí a (pusieron las bases del posterior absolutismo) y la reforma administrativa.
• La Conquista de Granada, ú ltimo reino musulmá n en la pení nsula (1492)
• El descubrimiento de Amé rica (12 de octubre de 1492)


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