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Pero eso no es importante.
Cuando La Locura contaba, El Amor aú n no habí a encontrado sitio para esconderse, pues todo se encontraba ocupado... hasta que divisó un rosal y enternecido decidió esconderse entre sus flores. Un milló n; contó La Locura y comenzó a buscar. La primera en salir fue La Pereza só lo a tres pasos de una piedra. Despué s se escuchó a La Fe discutiendo con Dios sobre Teologí a, y La Pasió n y El Deseo los sintió en el vibrar de los volcanes. En un descuido encontró a La Envidia y claro, así pudo deducir dó nde estaba El Triunfo. El Egoí smo no tuvo ni que buscarlo; É l solito salió disparado de su escondite que habí a resultado ser un nido de avispas. De tanto caminar sintió sed y al acercarse al lago descubrió a La Belleza y con La Duda resultó má s fá cil todaví a, pues la encontró sentada sobre una cerca sin decidir aú n de qué lado esconderse. Así fue encontrando a todos, El Talento entre la hierba fresca, a La Angustia en una oscura cueva, a La Mentira detrá s del arco iris... (mentira, si ella estaba en el fondo del océ ano) y hasta El Olvido... que ya se le habí a olvidado que estaba jugando a las escondidas, pero só lo el Amor no aparecí a por ningú n sitio. La Locura buscó detrá s de cada á rbol, bajo cada arroyuelo del planeta, en la cima de las montañ as y cuando estaba por darse por vencida divisó un rosal y las rosas... y tomó una horquilla y comenzó a mover las ramas, cuando de pronto un doloroso grito se escuchó: las espinas habí an herido los ojos del Amor: La Locura no sabí a qué hacer para disculparse, lloró, imploró, pidió perdó n y hasta prometió ser su lazarillo. Desde entonces, desde que por primera vez se jugó a las escondidas en la tierra... El Amor es ciego y La Locura siempre lo acompañ a. Juan Carlos Valda
Antes de comenzar la lectura: 1º.- ¿ Creé is que es bueno que de vez en cuando nos paremos a meditar sobre nuestra forma de vida y de las prioridades que debemos tener? EL ANACORETA Se cuenta lo siguiente de un viejo anacoreta o ermitañ o, es decir, una de esas personas que se refugian en la soledad del desierto, del bosque o de las montañ as para solamente dedicarse a la meditació n espiritual. Se quejaba muchas veces que tení a demasiado quehacer. La gente preguntó có mo era eso de que en la soledad estuviera con tanto trabajo. Les contestó: -" Tengo que domar a dos halcones, entrenar a dos á guilas, mantener quietos a dos conejos, vigilar una serpiente, cargar un asno y someter a un leó n". No vemos ningú n animal cerca de la cueva donde vives. -¿ Dó nde está n todos estos animales? Entonces el ermitañ o dio una explicació n que todos comprendieron. - Porque estos animales los tienen todos los hombres, ustedes tambié n.
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