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Olalla cernuda (el correo de Madrid)
MADRID.- La reina Hatshepsut lleva añ os descansando en el tercer só tano del Museo Egipcio de El Cairo. Los cientí ficos han tenido que realizar pruebas de ADN y varios escá neres a la momia para determinar que los restos que llevan dé cadas guardados bajo llave son los de una de las figuras clave del antiguo Egipto, y no de su nodriza, como se pensaba hasta ahora. La clave estaba en una muela. " Durante todo un añ o, un equipo de cientí ficos dirigido por el doctor Zahi Hawass, secretario general del Consejo Supremo de Antigü edades, ha trabajado duramente para identificar a la momia", señ aló el ministro de Cultura egipcio, Farouq Hosni, en una rueda de prensa para presentar al mundo el hallazgo. Para identificar la momia, los arqueó logos se han valido de un molar encontrado en un vaso funerario que llevaba el nombre de la reina, y que se encontró en el templo de Deir el-Bahari. La muela encaja a la perfecció n con la dentadura de la momia, a la que le falta precisamente ese molar, segú n precisó Hawass en la rueda de prensa. El profesor de odontologí a Yehya Zakariya fue el encargado de comprobar la dentadura de todas las momias que podrí an encajar con la descripció n de Hatshepsut hasta que dio con el hueco que acogí a perfectamente el molar que tení a en sus manos. " El encaje de la muela con la mandí bula de momia nos reveló que se trataba sin duda de Hatshepsut", señ aló. " Es 100% seguro. Se trata de una muela de 1, 80 centí metros de ancho que encajaba perfectamente en el agujero de la mandí bula", aseguró. La momia de Hatshepsut fue una de las dos momias femeninas halladas en 1903 por Howard Carter -el mismo arqueó logo que halló la tumba de Tutankamó n- en una pequeñ a tumba del Valle de los Reyes, denominada KV60. En el sepulcro, de unos 40 metros cuadrados, habí a dos momias, y desde entonces se pensó que una podí a ser de la reina y otra de su nodriza, Sitre In. Los investigadores califican el descubrimiento como " el má s importante en la egiptologí a desde 1922, fecha del hallazgo de la tumba del faraó n Tutankamó n por el britá nico Howard Carter". Hatshepsut es una de las reinas má s famosas del Egipto faraó nico: ocupó el trono entre 1479 y 1458 a.C., y fue una de las " estrellas" de la pujante XVIII dinastí a. A ella está dedicado el famoso templo de Deir al Bahri, una de las atracciones má s visitadas de la ciudad de Luxor.
Antes de comenzar la lectura: 1º.- ¿ Creé is que todas las personas tenemos unos valores que nos hacen ú nicas? 2º.- ¿ Es importante estar cada uno conforme consigo mismo? EL VERDADERO VALOR DEL ANILLO Un joven acudió a un sabio en busca de ayuda. - Vengo, maestro, porque me siento tan poca cosa que no tengo fuerzas para hacer nada. Me dicen que no sirvo, que no hago nada bien, que soy torpe y bastante tonto. ¿ Có mo puedo mejorar, maestro? ¿ Qué puedo hacer para que me valoren má s? El maestro, sin mirarlo, le dijo: - ¡ Cuá nto lo siento, muchacho; no puedo ayudarte!. Debo resolver primero mis propios problemas. Quizá s despué s... Si quisieras ayudarme tú a mí, yo podrí a resolver este tema con má s rapidez y despué s tal vez te pueda ayudar. - E... encantado, maestro -titubeó el joven-, pero sintió que otra vez era desvalorizado y sus necesidades postergadas-. - Bien -asintió el maestro-. Se quitó un anillo que llevaba en el dedo pequeñ o de la mano izquierda, y dá ndoselo al muchacho, agregó: toma el caballo que está allí afuera y cabalga hasta el mercado. Debo vender este anillo para pagar una deuda. Es necesario que obtengas por é l la mayor suma posible, pero no aceptes menos de una moneda de oro. Vete y regresa con esa moneda lo má s rá pido que puedas. El joven tomó el anillo y partió. Apenas llegó, empezó a ofrecer el anillo a los mercaderes. É stos lo miraban con algú n interé s hasta que el joven decí a lo que pretendí a por el anillo. Cuando el joven mencionaba la moneda de oro, algunos reí an, otros le daban la espalda, y só lo un viejito fue tan amable como para tomarse la molestia de explicarle que una moneda de oro era muy valiosa para entregarla a cambio de un anillo. En afá n de ayudar, alguien le ofreció una moneda de plata y un cacharro de cobre, pero el joven tení a instrucciones de no aceptar menos de una moneda de oro, así que rechazó la oferta. Despué s de ofrecer su joya a toda persona que se cruzaba en el mercado -má s de cien personas- y abatido por su fracaso, montó su caballo y regresó. ¡ Cuá nto hubiese deseado el joven tener é l mismo esa moneda de oro! Podrí a habé rsela entregado al maestro para liberarlo de su preocupació n y recibir entonces su consejo y su ayuda. - Maestro, lo siento -dijo-, no es posible conseguir lo que me pediste. Quizá s pudiera conseguir 2 ó 3 monedas de plata, pero no creo que yo pueda engañ ar a nadie respecto del verdadero valor del anillo. - ¡ Qué importante lo que dijiste, joven amigo! -contestó sonriente el maestro-. Debemos saber primero el verdadero valor del anillo. Vuelve a montar y vete al joyero. ¿ Quié n mejor que é l para saberlo? Dile que quisieras vender el anillo y pregú ntale cuá nto da por é l. Pero no importa lo que ofrezca, no se lo vendas. Vuelve aquí con mi anillo. El joven volvió a cabalgar. El joyero examinó el anillo a la luz del candil, lo miró con su lupa, lo pesó y luego le dijo: - Dile al maestro, muchacho, que si lo quiere vender ya, no puedo darle má s que 58 monedas de oro por su anillo. - ¿ ¿ ¿ ¿ 58 monedas???? -exclamó el joven-. - Sí, -replicó el joyero-. Yo sé que con tiempo podrí amos obtener por é l cerca de 70 monedas, pero no sé... Si la venta es urgente... El joven corrió emocionado a casa del maestro a contarle lo sucedido. - Sié ntate -dijo el maestro despué s de escucharlo-. Tú eres como este anillo: una joya ú nica y valiosa. Y como tal, só lo puede evaluarte verdaderamente un experto. ¿ Qué haces por la vida pretendiendo que cualquiera descubra tu verdadero valor? Y diciendo esto, volvió a ponerse el anillo en el dedo pequeñ o de su mano izquierda.
Antes de comenzar la lectura: 1º.- La mayorí a de las personas pensamos que los accidentes son cosas que le ocurren a los demá s. ¿ Qué pensá is sobre esto?
ACCIDENTES DE TRÁ FICO En el añ o 2000, má s de 1, 2 millones de personas murieron como consecuencia de accidentes de trá fico, lo que hace de é sta la novena causa má s importante de muerte en el mundo. Se prevé que en el añ o 2020 esta cifra prá cticamente se haya duplicado. Ademá s de las sorprendentes tasas de mortalidad, los traumatismos por accidentes de trá fico constituyen una de las principales causas de pé rdida de salud y una verdadera sangrí a para el sistema de salud. Segú n datos disponibles, en algunos paí ses una de cada 10 camas de hospital está ocupada por ví ctimas de accidentes de trá fico. Asimismo, aunque en los paí ses industrializados el nú mero de personas propietarias de automó viles es mayor que en los paí ses en desarrollo, estudios realizados muestran que en el añ o 2000, el 90% del nú mero total de muertes se produjo en sociedades con ingresos medios y bajos. La mayorí a de las ví ctimas de esos accidentes son personas que nunca podrá n permitirse la adquisició n de un automó vil: peatones, ciclistas y usuarios del transporte pú blico. A pesar de que los vehí culos son ahora cuatro veces má s seguros que en 1970 y se han reducido en un 50 % el nú mero de muertes en la UE, de 15 Estados miembros desde esa fecha (periodo durante el cual el volumen de trá fico se ha triplicado), los accidentes de trá fico en carretera provocan má s de 40.000 muertes en la Unió n Europea y producen costes directos e indirectos estimados en 180.000 millones de euros. Segú n datos publicados por la Comisió n Europea, el nú mero de ví ctimas mortales en Españ a como consecuencia de accidentes de trá fico fue de 5.394 en el añ o 2003, só lo superada por Alemania, Francia, Italia y Polonia. Los accidentes de trá fico se ceban principalmente entre la població n joven, constituyendo un problema de salud pú blica de gran magnitud. De hecho, representan la principal causa de mortandad entre personas con edades comprendidas entre los 5 y los 29 añ os. La mitad de las ví ctimas en la carretera suelen ser jó venes y adolescentes, grupos de població n en los que confluyen factores de riesgo añ adidos como la inexperiencia al volante o el consumo de alcohol y drogas durante los fines de semana. La gravedad de esta situació n tambié n se refleja en la importancia de las secuelas que los accidentes llegan a ocasionar. El 40 por ciento de las minusvalí as que se producen en Españ a está n causadas por estos accidentes, que constituyen la primera causa de lesió n medular como consecuencia de un traumatismo y tambié n de incapacidad laboral entre la població n joven. Se calcula que cada añ o aparecen 500 nuevos casos de paraplejia en Españ a por traumatismo de trá fico y el 75 por ciento de é stos se producen entre jó venes. En cada accidente de trá fico suelen confluir diversas circunstancias que determinan la aparició n del percance, aunque las diversas investigaciones realizadas al respecto coinciden en señ alar al comportamiento humano como el factor má s determinante. Entre estos factores humanos, el consumo de alcohol ocupa un lugar predominante.
Antes de comenzar la lectura: 1º.- ¿ Es importante que conservemos la Naturaleza?
Las cien especies má s amenazadas del planeta BIODIVERSIDAD| Congreso Mundial de la Naturaleza en Corea del Sur ELMUNDO.es | Madridmié rcoles 12/09/2012 El camaleó n de Tarzá n ('Calumma tarzan'), el correlimos cuchareta ('Eurynorhynchus pygmeu') y el perezoso pigmeo ('Bradypus pygmaeus') ocupan los primeros puestos de una nueva lista de las especies má s cercanas a la extinció n publicada por la Zoological Society of London (ZSL) y la UICN, Unió n Internacional para la Conservació n de la Naturaleza. Se trata de especies tan valiosas como desconocidas para la mayorí a de la població n. El ranking, elaborado por má s de 8.000 cientí ficos que han identificado las cien especies má s amenazadas entre los animales, plantas y hongos del planeta, ha sido presentado durante el Congreso Mundial de la Naturaleza, que se celebra hasta el domingo en la isla de Jeju, en Corea del Sur. Estas cien especies, de 48 paí ses diferentes, desaparecerá n completamente si no se hace nada para protegerlas. T ales especies pueden desaparecer al no ofrecer beneficios evidentes a los seres humanos. El valor de las especies Se destacó que en la actualidad, " las especies y los há bitats silvestres se valoran segú n los servicios que ofrecen a las personas", lo que dificulta su protecció n. El informe titulado 'Priceless or Worthless? ' (¿ Sin valor o de un valor incalculable?), plantea la disyuntiva entre si la humanidad debe luchar por la supervivencia de las citadas especies, o ha de permitir que sean condenadas a la extinció n. El objetivo es impulsar la conservació n de las especies consideradas " sin valor" en el programa que establecen las ONG de todo el mundo. Detrá s de este declive está la acció n del hombre, aunque en la mayorí a de casos los cientí ficos creen que su extinció n todaví a puede evitarse, como demuestran los avances conseguidos con especies como el caballo de Przewalski ('Equus ferus') y la ballena jorobada ('Megaptera novaeangliae'), salvadas de la extinció n. " Todas las especies enumeradas son ú nicas e irreemplazables.Si desaparecen, no existe cantidad de dinero que las pueda recuperar", afirma Ellen Butcher.
Antes de comenzar la lectura: 1º.- ¿ Conocé is a alguien que fume? 2º.- ¿ El fumar nos da categorí a de alguna clase?
Peligros del há bito de fumar (Hazards of Smoking) El fumar cigarrillos es la causa principal de muertes que se pueden evitar. Como promedio, la gente que fuma muere de 5 a 8 añ os antes que la que no fuma. Los que usan tabaco, y las personas que viven con los fumadores, presentan casi todos los casos de cá ncer de pulmó n. Su riesgo de desarrollar cá ncer de la garganta, boca, esó fago, pá ncreas, riñ ó n, vejiga y del cuello del ú tero es varias veces mayor que entre las personas que no está n regularmente expuestas al humo del tabaco. El fumar es la causa principal de enfisema, una enfermedad pulmonar debilitante que destruye lentamente la habilidad de una persona de respirar normalmente. El humo del tabaco es peligroso para los que no fuman. La exposició n al humo, tambié n llamada fumar pasivamente, aumenta los riesgos de los que no fuman de tener los mismos problemas que los fumadores. Una persona que no fuma, que permanezca en una habitació n con varios fumadores durante una hora, inhala tantos agentes quí micos malos como los que inhalarí a si fumase en realidad 10 o má s cigarrillos. Un estudio demostró que la tasa de cá ncer de pulmó n entre las mujeres no fumadoras dependí a de la cantidad de cigarros, puros o pipas que fumaban sus esposos. El fumar afecta a la mujer embarazada y a sus niñ os por nacer. Las madres que fuman presentan un riesgo mayor de aborto espontá neo y de nacimiento de niñ os muertos. Los niñ os de madres que fuman presentan, como promedio, pesos menores al nacer. Tambié n presentan infecciones respiratorias má s frecuentes, un riesgo mayor de infecciones cró nicas de los oí dos y de asma, y una funció n pulmonar menos eficiente. Las investigaciones recientes sugieren una vinculació n posible entre el há bito materno de fumar y el trastorno de dé ficit de la atenció n (hiperactividad) en los niñ os. Tambié n se sigue investigando la posibilidad de que la exposició n al humo de cigarrillos pueda ser un factor en el sí ndrome de muerte infantil sú bita (en inglé s, SIDS). Los niñ os de padres fumadores suelen desarrollar tambié n el há bito de fumar cigarrillos. Desarrollado por Phyllis G. Cooper, R.N., M.N Clinical Reference Systems: Adult Health Advisor
Antes de comenzar la lectura: 1º.- ¿ Creé is que todos los niñ os y niñ as del mundo tienen colegios como el vuestro? 2º.- ¿ Creé is que todos los niñ os del mundo viven como vosotros?
EL LUGAR MÁ S BONITO DEL MUNDO Juan es un niñ o muy pobre que vive con su abuela y con varios hermanos y primos má s. Trabaja de limpiabotas para ayudar en casa y tiene grandes deseos de acudir al colegio, pero no se atreve a decí rselo a su abuela. Despué s de un tiempo, empecé a preguntarme por qué mi abuela no me habrí a mandado a mí a la escuela. Y se me ocurrió pensar en que si me quisiera de verdad me habrí a mandado a la escuela en vez de tenerme limpiando zapatos. Despué s acabé por decirme que mi abuela era buena; que ella no tení a la culpa de tener má s necesidad de dinero que yo de escuela; al final, decidí que no necesitaba la escuela para nada, que yo solo aprenderí a a leer. Preguntaba a mis clientes qué letras eran las que aparecí an en los letreros de los carteles: COCA – COLA, BANCO DE GUATEMALA, OFICINAS DE TURISMO, … Cuando se me acabaron los carteles de los alrededores, alguien me dio un perió dico y los clientes me ayudaron. Corté el perió dico y siempre llevaba una pá gina en el bolsillo de atrá s de mi pantaló n cuando iba a trabajar. Poco a poco empecé a ser capaz de leerlas casi todas. Y finalmente decidí que no tení a má s remedio que hacerlo, quiero decir, preguntarle a mi abuela lo de ir a la escuela. Le pedí a un amigo mí o, Roberto, un hué rfano que vive en la calle, que me guardase mi caja de limpiabotas, y me fui al mercado para hablar con la abuela. Se quedó muy sorprendida cuando me vio porque creí a que a esa hora yo estarí a trabajando. - ¿ Qué pasa, Juan? –me preguntó. Y yo le dije: - Abuela, quiero ir a la escuela. - ¿ A la escuela? –me dijo, tan asombrada como si yo le hubiera dicho que querí a irme a Marte. –No puedes ir. - ¡ Sí que puedo! –dije yo-. Todo lo que tienes que hacer es llevarme. Yo habí a pensado que si ella me decí a que no, yo lo aceptarí a, pero no lo hice. - Eres muy pequeñ o –me dijo-, só lo tienes cinco añ os. - Abuela, no tengo cinco añ os, ¡ tengo siete! É ramos tantos los que viví amos con ella, que habí a perdido la cuenta de los añ os que yo tení a. - ¿ Qué tienes siete? ¿ Y por qué no me lo habí as dicho antes? Sois muchos y no puedo acordarme de la edad que tiene cada uno; debiste habé rmelo recordado en su momento. ¿ Y cuá nto tiempo hace que tienes siete añ os? Y me lo preguntó como si sospechase que yo le habí a jugado una mala pasada cumpliendo siete añ os. - Seis meses, le dije. - ¡ Y has dejado pasar todo el tiempo sin decirme nada! - Era tan importante para mí que no podí a hablarte de ello. - ¡ Justamente porque es importante para ti es por lo que deberí as haberme hablado de ello! –dijo la abuela-. Tienes que luchar por tus cosas, y no importa si pierdes. Lo que importa de veras es que no dejes nunca de batallar por conseguir lo que de verdad quieres. A la mañ ana siguiente, cuando me vestí, no me puse mi ropa de limpiabotas, sino mi ropa má s limpia, y, antes de que empezase la escuela, la abuela y yo fuimos a ver a la maestra de primero, doñ a Irene. - Quiero entrar en la escuela –le dije. - ¿ Cuá ntos añ os tienes? –me preguntó. - Siete y medio. - Pues sí, ya tienes la edad, pero no puedes empezar ahora. Entrará s en el pró ximo curso –dijo doñ a Irene. Me despidió con una sonrisa y se puso a mirar unos papeles que tení a sobre la mesa. Mi abuela no se movió. - Tiene grandes deseos de entrar en la escuela –dijo. Doñ a Irene levantó los ojos educadamente y la miró como para reprocharle que no se hubiese enterado de lo que habí a dicho y que no nos hubié ramos retirado ya. - Este chico tiene un retraso de tres meses. Los otros chicos está n ya estudiando aritmé tica. - Mi nieto sabe aritmé tica, ha trabajado conmigo en el mercado. - Los otros ya empiezan a leer un poco –dijo doñ a Irene-. Este chico nunca podrá alcanzarlos. - ¡ Yo sé leer! –dije. Saqué una pá gina de perió dico de mi bolsillo de atrá s y empecé a leer en voz alta. Doñ a Irene me miró muy sorprendida. - Bueno, en ese caso… -dijo. Así que me admitieron en primero. Iba a la escuela desde las ocho de la mañ ana a las dos de la tarde. Despué s limpiaba zapatos. Tení a dinero para comprar libros y cuadernos y todo lo demá s que necesitaba, porque la abuela habí a guardado para mí, en su caja de hierro, todo lo que habí a ganado como limpiabotas. Ann Cameron “El lugar má s bonito del mundo”, adaptació n.
Antes de comenzar la lectura: 1º.- En los concursos de cantantes en la televisió n vemos que durante la semana anterior a su actuació n le dan clases de canto ¿ Creé is que esas clases son importantes? ¿ Por qué?
El pequeñ o ruiseñ or “El primer mes de vida del ruiseñ or es el que determina su destino”. “Siempre habí a creí do que ese canto incomparable del ruiseñ or era instintivo y hereditario. Pero no lo es. Los ruiseñ ores destinados a vivir en compañ í a del hombre se cogen en primavera, cuando todaví a son pichoncitos, de los nidos de sus alados progenitores silvestres. En cuanto se les enseñ a a no tener miedo y aceptar alimento, se alquilan los servicios de un “ruiseñ or maestro” que les canta diariamente y se tiene al pichó n escuchá ndole durante un mes. Es de esa manera como el ruiseñ or maestro adiestra al pajarito silvestre. Es el mé todo que se viene usando en Japó n desde tiempo inmemorial. Se provee el mejor ambiente posible para el adiestramiento de los pajarillos. En suma, se trata de la “educació n del talento” del ruiseñ or. El pá jaro adiestrador sirve de maestro al pichoncito. Este sigue recibiendo otros tipos de adiestramiento, pero lo fundamental y má s importante es que tenga buen maestro durante el mes primero de su vida. Lo que va a decidir si va a ser buena o mala la calidad de su canto cuando llegue a la vida adulta es la voz y entonació n del ruiseñ or que se le ponga de maestro y no de que sea buen o mal cantor de nacimiento. Aunque só lo sea en el caso del ruiseñ or, la fuerza vital posee un maravilloso poder de adaptació n al ambiente. Si al pichó n del ruiseñ or se le provee de un buen maestro, se efectuará en é l una transformació n fisioló gica gracias a la cual aprenderá por experiencia a emitir sonidos tan melodiosamente bellos como los del ave que le sirvió de maestro. Pero si a ese pichoncillo se le sometiese al adiestramiento del ruiseñ or maestro despué s de ser criado por ruiseñ ores silvestres fracasará siempre el experimento, como se ha demostrado por secular experiencia. Funciona así la ley natural que rige el moldeamiento y formació n de la capacidad potencial de la vida. ¿ Por ventura no es el ejemplo que les he dado del ruiseñ orcito valioso indicio de que de esa misma manera se desarrolla la potencialidad del hombre? Creo en esto muy firmemente. Por consiguiente, por el bien de nuestros hijos, hago el mayor hincapié posible en la necesidad de que para criarlos y educarlos debidamente se les someta a influencias de la mejor calidad asequible.”
Shinichi Suzuki (fragmento literal del libro “Hacia la Mú sica por amor”)
Antes de comenzar la lectura: 1º.- ¿ En qué valores debemos fijarnos para medir la calidad de las personas?
1. EL PRÍ NCIPE FELIZ La ciudad era grande y hermosa. Y en medio de ella, en la plaza principal, se alzaba una estatua bellí sima. Representaba a un prí ncipe, al que todos conocí an como el prí ncipe feliz. Y era tan lujosa, que todo su cuerpo estaba cubierto de oro, sus ojos eran zafiros y en la empuñ adura de su espada lucí a un brillante rubí. En aquel otoñ o, una golondrina que emigraba al Sur y que habí a perdido su bandada, llegó a la ciudad. Y buscando un lugar en el que refugiarse, descubrió la estatua del prí ncipe. Allí se acurrucó para dormir y, cuando casi lo habí a conseguido, sintió que una gota cayó sobre su cabeza. - ¡ Qué raro! -pensó -. Está lloviendo y, sin embargo, puedo ver la luna y las estrellas. Así que levantó la cabeza y entonces fue cuando vio que aquellas gotas eran lá grimas. Y que las lá grimas caí an de los ojos de la estatua. Al preguntarle por qué lloraba, el prí ncipe contestó: - Lloro por la gente que sufre. Antes, cuando, có modo y feliz, habitaba en mi palacio, pensaba que todo el mundo viví a como yo. Pero ahora, desde aquí arriba, puedo ver la vida de las gentes. Y sé que muchas de ellas son muy desgraciadas. Luego, señ alando a una casa lejana, dijo: - Mira, allí vive una mujer que tiene una hija muy enferma. Apenas tiene dinero para comprar las medicinas que son necesarias. Y eso que pasa todo el dí a y toda la noche cosiendo y bordando. Pobrecilla. Está tan cansada que se ha quedado dormida. ¿ Querrí as hacerme un favor? Llé vale el rubí de la empuñ adura de mi espada. Así podrá comprar el remedio par su hija. La golondrina le obedeció y, volando, entró por la chimenea de la casa y dejó la piedra preciosa entre las manos de la mujer. Al dí a siguiente, el prí ncipe le pidió a la golondrina que fuera a casa de un escritor que, muerto de hambre y frí o, se habí a desmayado sobre su mesa de trabajo. - Llé vale uno de los zafiros de mis ojos -pidió el prí ncipe. - Eso no puedo hacerlo -replicó la golondrina, llena de pena. Pero el prí ncipe insistió y la golondrina, con mucho cuidado, tomó el zafiro. Pasaron dí as y dí as. Y en cada uno de ellos la golondrina fue cumpliendo los favores que el prí ncipe le pedí a. Hasta que la estatua se transformó en algo muy distinto: ya no tení a piedras preciosas en sus ojos, ya no le quedaba ni una de las hojas de oro que cubrí an su cuerpo, ya no relucí a su espada. Por eso, cuando, entrado el invierno, el alcalde y un grupo de concejales pasaron ante la figura, todos dijeron: - Vaya birria de estatua. Má s valdrí a quitarla de ahí y mandar que fundieran el plomo de su cuerpo. El prí ncipe lo oyó todo. Tambié n la golondrina. Pero ninguno dijo nada. Se acurrucaron uno al lado del otro y allí quedaron inmó viles. Al cabo de una semana, pasaron a retirar la estatua. Y al ver, a sus pies, una golondrina muerta, la arrojaron al basurero. Luego metieron en el horno la figura. Y todo se fundió: todo, menos un corazó n de plomo que salió del interior. Y como no serví a para nada, lo arrojaron al basurero, junto al cuerpo de la golondrina. Cuentan que aquel mismo dí a, Dios le pidió a uno de sus á ngeles que le trajese lo má s hermoso que encontrara en la tierra. Y el á ngel, sin dudarlo, le llevó el corazó n de la estatua y el cuerpo de la golondrina. - Has elegido bien - dijo Dios -. Y despué s colocó a la golondrina a su lado, para que allí cantara y volara eternamente. Y al prí ncipe feliz, en medio del má s hermoso de sus jardines. Oscar Wilde. (Adaptació n) El prí ncipe feliz.
Antes de comenzar la lectura: 1º.- ¿ Habé is oí do en las noticias los incendios forestales que ha habido este verano? 2º.- ¿ Có mo se puede producir el incendio de un bosque?
Los damnificados por el incendio de Má laga tendrá n un mes para pedir las ayudas
(Raquel Garrido / Má laga | Diario de Sevilla 05.09.2012) Todaví a no hay un recuento definitivo de los dañ os que dejó tras de sí el incendio que arrasó parte de la provincia de Má laga el pasado fin de semana, y que hasta ayer por la mañ ana no se dio completamente por extinguido desde que se originó el pasado jueves. Pero los alcaldes de los seis municipios afectados y las administraciones no dudan de que las pé rdidas será n millonarias dados los cuantiosos destrozos causados por las llamas en viviendas, vehí culos, infraestructuras municipales, carreteras y redes de abastecimiento de agua y electricidad. Todas aquellas personas que hayan sufrido los estragos del fuego tendrá n un plazo de un mes para solicitar las ayudas al Gobierno central y é stas se podrí an complementar con el Fondo de Solidaridad Europea.
Antes de comenzar la lectura: 1º.- ¿ Có mo valorá is vosotros el trabajo de los cientí ficos? 2º.- ¿ Repercute de alguna forma el trabajo de los cientí ficos en nuestras vidas?
El buque " Hespé rides" inicia su primera campañ a de investigació n en el Á rtico Uno de sus objetivos es evaluar el impacto del cambio climá tico en la cobertura de hielo El buque oceanográ fico " Hespé rides" partió desde el puerto de Vigo rumbo al Á rtico, donde desarrollará su pró xima campañ a de investigació n dentro de la celebració n del Añ o Polar Internacional. Por primera vez, el " Hespé rides" llevará a cabo trabajos en las heladas aguas á rticas. El primer proyecto, dirigido por el bió logo Carlos Duarte, del Instituto Mediterrá neo de Estudios Avanzados, evaluará el impacto del calentamiento global en la cobertura de hielo. La fusió n de este hielo libera al océ ano los contaminantes depositados en é l, aumenta la exposició n del plancton a la luz y a la radiació n ultravioleta y permite el intercambio de gases con la atmó sfera, provocando importantes modificaciones en el entorno ecoló gico. El segundo de los proyectos, denominado SVAIS, estudiará los cambios climá ticos y ambientales naturales que se han ido produciendo en los fondos marinos del suroeste de las islas Svalbard, en Noruega, desde hace aproximadamente tres millones de añ os hasta la desglaciació n má s reciente. Estas investigaciones estará n dirigidas por el geó logo marino Angelo Camerlenghi, de la Universidad de Barcelona. Con esta campañ a, Españ a contribuye a los objetivos del Añ o Polar, una iniciativa internacional dirigida a conocer el estado ambiental en las regiones polares, medir los cambios en esas á reas tan sensibles al calentamiento global, mejorar los observatorios y aumentar el conocimiento sobre la interacció n de los polos y el resto del planeta.
Antes de comenzar la lectura: 1º.- ¿ Vosotros/as comprendé is todo lo que hacemos vuestros profesores y profesoras? 2º.- ¿ Tené is confianza en que vuestro profesorado siempre hace lo que considera mejor para vosotros/as? EL MAESTRO SUFÍ El Maestro Sufí contaba siempre una pará bola al finalizar cada clase, pero los alumnos no siempre entendí an el sentido de la misma... - Maestro – lo encaró uno de ellos una tarde. Tú nos cuentas loscuentos pero no nos explicas su significado... - Pido perdó n por eso. – Se disculpó el maestro – Permí teme que en señ al de reparació n te convide con un rico melocotó n. - Gracias maestro - respondió halagado el discí pulo. - Quisiera, para agasajarte, pelarte tu melocotó n yo mismo. ¿ Me permites? - Sí. Muchas gracias – dijo el discí pulo. - ¿ Te gustarí a que, ya que tengo en mi mano un cuchillo, te lo corte en trozos para que te sea má s có modo?... - Me encantarí a... Pero no quisiera abusar de tu hospitalidad, maestro.. - No es un abuso si yo te lo ofrezco. Só lo deseo complacerte... Permí teme que te lo mastique antes de dá rtelo... - No, maestro. ¡ No me gustarí a que hicieras eso! - se quejó, sorprendido, el discí pulo. El maestro hizo una pausa y dijo: - Si yo les explicara el sentido de cada cuento... serí a como darles a comer una fruta masticada.
Antes de comenzar la lectura: 1º.- ¿ Qué opiná is de esta frase: “ La bebida apaga la sed, la comida satisface el hambre; pero el oro no apaga jamá s la avaricia. (Plutarco) “?
CODICIA Cavando para montar un cerco que separara mi terreno del de mi vecino, encontré enterrado en mi jardí n un viejo cofre lleno de monedas de oro. No me interesé por la riqueza; me interesé por lo extrañ o del hallazgo. Nunca he sido ambicioso y no me importan demasiado los bienes materiales, pero desenterré el cofre. Saqué las monedas y las lustré. Estaban tan sucias las pobres...
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